He impartido instrucciones a las autoridades respectivas para que se instrumenten en el más breve plazo posible los mecanismos de consagración del candidato virtualmente electo el 14 de mayo de 1989 para el cargo de presidente de los argentinos. Concluidos los procedimientos previstos a ese efecto he resuelto resignar a partir del 30 de junio de 1989 el cargo de Presidente de la Nación Argentina con el que el pueblo me honrara desde el 10 de diciembre de 1983.
Tengo la esperanza de que sobre esta decisión no se ensayen explicaciones especulativas, no se trata sino del estricto ejercicio de la responsabilidad política de anteponer el bienestar del país a cualquier otra consideración.
Más allá de esta, mi decisión personal que les comunico, tengo claro que el presidente, solo es el rostro visible de un conjunto de hombres y mujeres que asumen junto a él la grave responsabilidad de guiar los destinos del país sin participar del honor que supone llevar la banda presidencial ni aspirar al reconocimiento público. A todos ellos va hoy mi más profundo agradecimiento y en particular al señor vicepresidente de la Nación que no ha vacilado acompañarme en la determinación que el ahora requiere.
No alcanzo a imaginar qué palabras expresarían acabadamente mi gratitud hacia el pueblo argentino que ha afrontado el esfuerzo, la responsabilidad y el protagonismo que exigieron en estos años la construcción de la democracia y de la estabilidad social,es ese el límite en verdad de mi discurso.